Lo imposible, solo tarda un poco más

miércoles, 11 de abril de 2012

En otras ocasiones la respuesta es cristalina, he intento gritar hasta quedarme afónica.
Me oyen, sé que me oyen. 
Pero nadie escucha para llegar a entenderme. 
Y me vuelvo a sumir en el ritmo frenético de la calamidad. 
En mi caja de cartón sin acolchar, es mi caja repleta de agujeros, esperando el huracán que la termine de barrer. Porque me hundo, lo reconozco, cada luna menguante. Y allí estoy coreando el ulular de los búhos en los cementerios, y allí estoy en la sangre de los que ganan la muerte, y allí estoy.. tocando el fondo del estanque de los deseos, sin más respuesta, que los borboteos de mis plegarias. Así es, me convierto en lodo, en putrefacción.Y mi espejo roto en mil esquirlas, la ventana con vistas al anticielo y las manecillas del reloj son los únicos testigos.
Lo comparto, sólo está vez, con los azulejos que enfrascan mi silencio. Porque es un secreto, y más secreto es, decir que cada luna llena resurjo. Como el lobo cineasta, como una flor tocada por la primavera. Revuelta con un halo de maldad, de pactos con el diablo. Y no hay fuerza humana que pare mis avances.
Me analizo, me contemplo, me sitúo.. y abro los ojos como dos volcanes en plena erupción. Invito a base de puntapiés a que la amargura salga de mis vísceras. Acciono el control y levanto mi cuerpo abandonado, impasible, dejado en una bañera de desconexión. Salgo de aquella cárcel sin rejas, de aquel santuario a mi podrido espíritu. Olvidé que las reseñas de mi actitud, las marco yo.
Contaré las noches, de hoy en adelante. Las someteré para que todas ellas estén dibujadas por la luna llena. Sin ataúdes, sin dolor invocado. 
Para así, yo, loba sedienta, pueda bailar al son que marque la luz de las estrellas.

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