Lo imposible, solo tarda un poco más

sábado, 13 de abril de 2013

Yo misma.

La última vez que escribí algo serio, fue cuando mi vida se fue por el hueco de la alcantarilla. Ese día sentir morir algo dentro de mi. Pensé que nunca volvería a ser la misma. Pero vuelvo a estar aquí. Cambiada, distinta, o la misma, tal vez, no sé. Solo sé que me di cuenta de las cosas. De lo que vale de la pena o no. De lo que está bien a lo que está mal. Bueno, con eso último miento un poco. Aún pierdo muchas veces la cabeza por cosas que están bien y que otros me dicen que están mal. No sé. En fin, creo que mi vida ha mejorado en algunas cosas y en otras todo sigue siendo una puta mierda. Hay cosas que nunca cambian. Me sigue gustando el chocolate, pero ya no lo como. Me siguen gustando las sonrisas, los besos en la frente, las cara de sueño, las palabras susurradas al oído, las canciones lentas, los abrazos entre lágrimas, el decir una palabra que no querías decir y su voz. Algunas cosas han cambiando, ahora me gusta el café, el alcohol, los tacones muy muy altos, el pelo liso, dos tíos a la vez.
Aprendí que es el verdadero dolor. Y que es la verdadera felicidad. Y el verdadero amor... aun que aún no lo tengo. Aprendí a mentir sin que se me note. A decir que no, cuando es que si. A llorar delante de las personas, aunque lo odie con toda mi alma. A dar consejos y alguno que otro aplicarmelo. A vestir bien, a veces, solo a veces. A decir todo lo que se me pasa por la cabeza y no cerrar la boca. Aprendí a ser un pelín más feliz.
Distinta o cambiada, soy yo, chica que le sigue teniendo un miedo incondicional a los monstruos, pero que les gustaría cazarlos. Y sobre todo, vengo a seguir dando guerra con textos que nunca comprenderé ni yo misma.

Impossible.


Dicen que estás enamorada de una persona cuando te sigue gustando pasados 4 meses. No me lo creo. El tiempo no dice nada. Porque a veces muchas personas en días me han demostrado más que otras en años. Yo siempre he pensando que el amor surge a lo bestia. Para mi estar enamorada, no es que hayan pasando 4 meses y que me siga pareciendo atractivo, no, para mi estar enamorada, es darme cuenta de que cada vez que le miro, no puedo evitar sonreír por muy enfadada que esté. Para mi, estar enamorada, es que el corazón se te ponga a mil por hora cada vez que te roza o te toca. Es que te empiecen a fallar las piernas, cuando está a 5 metros de ti. Que casi no puedas respirar y se te atraganten las palabras, cuando te preguntaba. Es ver un 'hola' suyo y ser jodidamente feliz. Estar enamorada, es mirarlo y pensar que aunque sea un idiota, darías todo, absolutamente todo por él. Estar enamorada es enfadarte para mi, es cuando te enfadas con él y tienes ganas de pegarle una hostia, pero en el fondo sabes que te mueras de ganas de abrazarle. Estar enamorada, es que se te salen las lágrimas, con esa canción especial. Es sentir que te podrías pasar los días besándolo, sin parar, solo besos. Sentir que se te sale el corazón por la boca cuando lo tienes a milímetros. Estar enamorada, es llamarlo a las tres de la mañana, porque necesitas escuchar su voz. Es darte cuenta, de que cada vez que lo abrazas, el mundo se detiene y solo quedáis los dos, y amar como huele tu ropa después del abrazo. Es echarle de menos cuando os habéis visto hace cinco minutos. Es saber que te irías a cualquier sitio, cuando y como fuera, con él. Estar enamorada, es amar todas sus virtudes y que te encanten sus pequeñas manías. Amar, es locura, es cuando solo te puedes imaginar la vida a su lado, es reírte de sus chistes malos, es sonreír si él sonríe, o llorar cuando el llora, es querer matar a quien le haga daño, es caminar a su lado cogidos de la mano, son miradas, son sonrisas, son besos, son caricias, son respiraciones y corazones latiendo al mismo compás, es abrazarse hasta convertirse en uno. 
Créeme, cuando estás enamorada, lo sabes. Es inevitable, son de esos amores que se cogen en el pecho y no puedes respirar. Amor es él.

'Eran el uno para el otro...'

-¿Qué te pasa?
-¿Que qué me pasa?
-Sí.
-Nada.
-¿Cómo qué nada?
-Como que nada.
-¿Por qué coño eres así?
-Lo siento, no puedo cambiar.
-Ya lo sé, te conozco demasiado bien, eres una cabecita loca. Risueña, alegre, nunca deja de sonreír. Y sé que ahora te pasa algo. -y la miro fijamente a los ojos y ella a él-
-Me pasa que me duele. -y una lágrima se derramó por su mejilla, pero ni en ningún momento, le quito la mirada a los ojos del chico.-
-Dímelo.
-Me duele que no estés aquí. Conmigo. A mi vera. Dándome calor, regalándome sonrisas de las tuyas de esas que me dejan sin respiración. Te quiero. En mi cama, a poder elegir, o en mi sofá. Tumbado. Apretándome. Besándome... pero sé que eso no puede ser, que tú la quieres a ella, que es a ella con la que hablas todo el día, en la que piensas, a la que te follas, con la que sueñas, a la que besas, a la que llevas de la mano a todos los sitios, a la que tu familia conoce, a la que duerme al otro lado de tu cama, la que ve películas contigo, la que te escucha, la que te apoya, la que está ahí siempre, a la que le dedicas sonrisas, a la que le dices buenos días y buenas noches, y es la persona que darías todo por ella. Y no por mi. -y finalmente bajó la cabeza-

Pero fueron escasos los segundos que miró al suelo, él cogió su mentón y levantó su cara llena de lágrimas. ¿Cómo había sido tan jodidamente estúpido? Estaba ahí delante. Es cierto, él no la quería. Porque eso a él se le quedaba corto. Y no había querido darse cuenta de aquello. Siempre la había necesitado. Su voz interior siempre le decía, 'es ella, en realidad', pero siempre la hacía callar. Le miró y le sonrió. Era preciosa. Y ella le quería a él. Y él a ella.
La besó dulcemente. Salvajemente. Eran el uno para el otro.