Lo imposible, solo tarda un poco más

lunes, 23 de abril de 2012

Dicen que por muy grande que sea la herida, cicatriza igual. Creerme, quien dijo eso, debería estar muy borracho en ese momento.

El problema está cuando la gente no sabe lo que es realmente la palabra distancia. Distancia es tenerle lejos, es no poder besarle, es... Es una jodida putada. Distancia es saber perfectamente que él no está a tu lado por mucho que quieras. Y me refiero a que no te lo vas a encontrar por la calle para que te de un beso de estos de película. Es saber que por mucho que estés mal, él solo va a estar a través de una pantalla diciéndote cosas bonitas, pero perfectamente sabes que no está para abrazarte. Es querer coger el primer tren o autobús que vaya a su ciudad y besarle hasta pensar que llegará un momento en el que os separaréis. Es que no te acompañe a casa cuando se te haga tarde, o simplemente de noche. Es que no se acerque a tu oído y te susurre la primera tontería que se le pase por la cabeza. Es que no pueda limpiarte las lágrimas con sus propios dedos cuando estés llorando. Es amor verdadero, de ese del bueno, del que no solamente te enamora su cuerpo, si no su forma de ser contigo, su forma de hacerte sonreír a través de un teléfono o de una pantalla. Es enamorarse de su voz, de su interior y no de su exterior. Es no poder preguntarle que conjunto le gusta más para esa fiesta que, por desgracia, también quieres que esté, pero no puede. Es hablar por teléfono, dejar que solo hable él, para poder escuchar sus palabras tranquilizadoras. Es saber que existe realmente, que está ahí y que no va a dejarte sola. Es que no te pueda agarrar de la cintura por detrás, o dejarte su chaqueta cuando haga frío. Es esos quebraderos de cabeza que te das cuando empiezas a pensar con quien estará, donde estará, que estará haciendo. Es imaginar estar allí, o que él esté aquí, besándote, abrazándote, o simplemente hablando y riendo. Es no poder comerle a besos siempre que te apetezca. Es la distancia, es la jodida distancia, y es complicada. Pero sabes, a pesar de esos kilómetros, no me preguntes por qué, pero sigo confiando en él, sigo sacándole una sonrisa a través de una jodida pantalla aunque me muera de ganas por atravesarla y decirle a gritos que es la mejor persona que he conocido en mi vida y que no quiero que eso cambie. Y es que por esté amor, vale la pena luchar, llorar, rebajar tu orgullo, sonreír, sufrir. Todos nacimos para ser lo más importante de una persona, la parte que la complementa totalmente, pero el destino es muy... cabrón, se podría decir, y a algunos, nos han puesto un poquito lejos la otra persona.

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