Lo imposible, solo tarda un poco más

jueves, 29 de marzo de 2012

A veces, me dejo llevar por la ilusión de que es sólo un capricho. 
Que lo imposible es lo que siempre más anhelamos.
Pero luego, al sentir las mariposas... no, más bien los elefantes, que pisotean mi estómago con simplemente verle, borran de un plumazo toda lógica.
Es entonces cuando me entra el miedo por la garganta, me hace apretar los dientes, respirar más fuerte, combatir las ganas de gritar que estoy ahí. Baja por la garganta, congela mi cuerpo hasta la punta de los pies, atenaza mis músculos y bloquea mi mente. Me obliga a apartar la vista, a encogerme, a hacerme invisible.
Es un corazón dañado, harto de sufrir por algo que está tan lejano. Es un corazón que no ha aprendido de los errores, que sueña y se ilusiona, sabiendo que está prohibido. Es lo que queda de caída tras caída, de algo enamorado de una mentira que él mismo ha construido día a día. Es un corazón a tiras, que aún se para con una mirada, que echa a latir desbocado con una sonrisa. Es como un inocente que se ha condenado libremente a muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario