Lo imposible, solo tarda un poco más

jueves, 22 de marzo de 2012


- Mamá, he estado pensándolo y después de darle muchas vueltas ya lo he decidido, cuándo sea mayor quiero ser... una princesa.
- ¿Una princesa, hija?. No digas tonterías, eso sólo ocurre en los dibujos y en los cuentos, en la vida real, tienes que estudiar mucho para conseguir un buen trabajo y ganar dinero para pagar las facturas.
- No mamá, yo de mayor seré una princesa y me casaré con un príncipe muy muy guapo y viviré en un gran palacio de oro, rodeado por enormes jardines repletos de flores de colores y tendré muchísimo dinero, tanto que nunca tendré que trabajar, ni mi príncipe, ni tu tampoco mamá, te lo prometo.
(Por desgracia, a veces esos sueños que tanto anhelamos no se convierten en realidad. Silvia acaba de cumplir los treinta años, hace diez, abandonó su casa y a su familia para ir a en busca de su príncipe azul. No debió llegar demasiado lejos cuando se dió cuenta de que el mundo real no era tan sencillo cómo ella creía. Ahora, sola, con dos hijos a su cargo, sin dinero para pagar las facturas... soñar es lo único que le queda).
Querida Mamá:
S iento haber tardado tanto en responder a tu carta. Por aquí las cosas parecen ir cada día peor. Sam se pasa el día llorando encerrado en su cuarto, apenas come y no pronuncia palabra. Madyson cada día llega más tarde a casa y hace lo que quiere, se pasa las horas hablando por teléfono y usa las camisetas que tú misma le prohibías ponerse antes de que nos fuéramos. Todo está descontrolado. Ahora me doy cuenta de la razón que tenías. Me gustaría poder decirte lo contrario, haber encontrado a mi príncipe y ser feliz, pero todos mis esfuerzos resultaron en vano. Me gustaría poder cambiar las cosas, pero no puedo mamá, no puedo más.
El techo se nos viene abajo, las facturas se amontonan en el recibidor y como te dije en la anterior carta, ahora estoy sin trabajo. Mamá tienes que volver, creí que esto sería fácil pero el carbón se agota y el invierno es cada día más frío.
Las tazas se resquebrajan por la humedad y la televisión ya no funciona.
En aquel entonces se veía todo tan diferente, era sólo una niña, pero ahora me doy cuenta, el mundo se me vino encima. Ya no nos queda más que esperar un milagro, aunque nuestras ilusiones poco a poco se van marchitando...

No hay comentarios:

Publicar un comentario